Cuando todo parecía perdido por completo, cuando el fracaso y la humillación se habían apoderado de gran parte de los investigadores judiciales y policiales, en la noche de este lunes fueron detenidas cinco personas en el marco de la indagación del asesinato de la niña Candela Sol Rodríguez.
Supuestamente, las detenciones fueron realizadas a partir del contraste de material genético extraído del cuerpo de Candela y de elementos secuestrados en una casa del partido bonaerense de Hurlingham, ubicada sobre la calle Kiernan a pocas cuadras del lugar donde apareció el cadáver de la pequeña. Sin embargo, hay ciertas cuestiones que parecen no cerrar y esto lleva a preguntarse si se trata de una medida realmente útil o de una “mise en scene”.
Hay que mencionar que oportunamente se había hecho un estudio completo sobre la misma vivienda, el cual no arrojó resultados positivos o de relevancia. Ello, sumado a otras cuestiones, lleva a hacerse una serie de incómodas preguntas:
-¿Por qué los supuestos responsables del secuestro de Candela habrían pintado la fachada de la vivienda donde la tenían cautiva? Se supone que delincuentes verdaderamente profesionales jamás hubieran buscado llamar la atención. ¿No era mejor dejar la casa como estaba, desvencijada y que pareciera abandonada?
-¿Por qué en su momento los mismos investigadores no encontraron nada en ese mismo domicilio de la calle Kiernan y ahora sí?
-¿Cómo es que supuestos profesionales de la talla de los referidos —no olvidar que hasta se ocuparon de limpiar el cuerpo de Candela de toda huella—fueron tan poco cuidadosos respecto a las huellas en la referida casa y hasta en una camioneta donde habrían trasladado a la niña?
-¿Por qué la policía fue tan reticente para con el periodismo al comienzo de la investigación y ahora permite que las cámaras de televisión graben hasta cómo se toman las huellas en el lugar?
-¿Por qué en su momento se dijo que era perjudicial para la indagación que se mostrara cómo trabajaban los investigadores y ahora no lo es?
-¿Es realmente creíble que una mujer mayor, un carpintero y tres fleteros sean los responsables de un secuestro tan bien planificado?
-¿Tan idiotas son los secuestradores que pusieron comida para perros al lado del cadáver de Candela y conservaron la misma comida en la casa donde supuestamente estuvo secuestrada?
-¿No es revelador que desde el “comando especial” admitieran que ninguno de los cinco detenidos este lunes coincidía con el perfil de miembros de una banda de narcotraficantes? ¿Por qué ahora dicen que podría haberse tratado de un sacrificio en un ritual religioso?
-¿Por qué nadie se pregunta si la aparición de Candela a metros de la comisaría de Villa Tesei no fue un mensaje justamente hacia los efectivos de esa dependencia?
-¿Cómo es que en casos como el de Nora Dalmasso se demoraron largos meses para un estudio de ADN y con Candela bastaron unas pocas horas?
-¿Por qué sigue sin resguardarse prueba fundamental de la investigación?
Los interrogantes crecen a medida que pasan las horas y aparecen demasiadas cuestiones que no cierran. No se entiende por ejemplo cómo la familia aún no ha sido debidamente investigada a pesar de las comprobadas mentiras que sus integrantes han proferido a lo largo de los días.
Por caso, hay que recordar que Carola Labrador, mama de la fallecida Candela, dijo en un principio que su hija no tenía teléfono celular, luego admitió que sí ostentaba uno pero sin chip, y finalmente admitió que poseía un Nextel con línea.
De manera similar, todos los integrantes del mismo clan se ocuparon de ocultar la existencia de Alfredo Rodríguez junto a sus inoportunos antecedentes penales. Se trata ni más ni menos que del padre de la asesinada pequeña y a quien Carola visitó en secreto en prisión mientras la hija de ambos estaba secuestrada.
En fin, hay demasiadas cuestiones que los progenitores de Candela deberán responder, algunas relacionadas con su muerte y otras, aunque parezca menor, con su vida. Es que, en las últimas horas se supo que la pequeña no era virgen y los investigadores sospechan que habría sido entregada por sus padres a un vecino de la tristemente célebre Villa Corea, no casualmente el mismo lugar donde aseguran que miembros de la familia vendían estupefacientes.
Estos también deberán dar cuentas de por qué ostentan un nivel de vida que no pueden justificar, especialmente Carola y Betiana, mamá y tía de Candela respectivamente. Sobre esta última han trascendido en las últimas horas fotos donde puede vérsela posando en el yate de un narcotraficante acerca del cual ha negado todo vínculo ante el fiscal Marcelo Tavolaro. En el mismo sentido, ostenta tres vehículos de alto porte a su nombre sobre los cuales niega titularidad.
Estos datos han encendido las luces de la desconfianza del fiscal de Morón Federico Nieva Woodgate, quien admitió la posibilidad de que familiares de la nena hayan ocultado información a los encargados de la pesquisa. “Es una de las líneas de investigación que se están siguiendo”, dijo al tiempo que puso en duda que la trama estuviera relacionada con un secuestro extorsivo.
¿Hubo una comunicación entre Carola Labrador y su hija mientras esta estuvo en cautiverio? Es una de las sospechas que hoy corroe la cabeza del fiscal. De la misma manera, el funcionario está seguro de que existe un teléfono celular que nunca fue aportado a la Justicia por parte de la mamá de Candela a la hora de cruzar los llamados (esta semana, habrá novedades en ese sentido).
Esa línea sería clave para entender los vínculos entre las familias Rodríguez-Labrador con narcotraficantes de la zona de Villa Tesei.
Concluyendo
Luego de que apareciera el cuerpo de la pequeña Candela el pasado viernes —y los investigadores quedaran ridiculizados ante la sociedad por su errática conducta profesional—, el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires dio precisas instrucciones de no detener a personas que luego pudieran recuperen la libertad por “falta de mérito”.
La orden fue transmitida este mismo lunes a los investigadores tras una reunión del comité de seguimiento del caso que se desarrolló en el partido bonaerense de Hurlingham. El motivo es más que evidente: ya se han hecho demasiados papelones y no cabe lugar para uno solo más.
Sin embargo, tres de las personas que este lunes fueron detenidas, serán liberadas en algún momento de este martes, según admitió a Tribuna de Periodistas una fuente vinculada al expediente de marras, lo cual obligará a dar nuevas explicaciones oficiales por semejante despliegue escénico sin sentido.
Mientras todo esto ocurre, los verdaderos responsables de la muerte de Candela siguen ahí afuera, con la impunidad de saber que pueden seguir cometiendo las peores de las fechorías sin que nadie repare en sus presencias.
Siempre habrá un “perejil” que ocupe el hueco de atención que ellos han dejado a la vista.
Fuente: Christian Sanz/periodicotribuna.com.ar
Hay que mencionar que oportunamente se había hecho un estudio completo sobre la misma vivienda, el cual no arrojó resultados positivos o de relevancia. Ello, sumado a otras cuestiones, lleva a hacerse una serie de incómodas preguntas:
-¿Por qué los supuestos responsables del secuestro de Candela habrían pintado la fachada de la vivienda donde la tenían cautiva? Se supone que delincuentes verdaderamente profesionales jamás hubieran buscado llamar la atención. ¿No era mejor dejar la casa como estaba, desvencijada y que pareciera abandonada?
-¿Por qué en su momento los mismos investigadores no encontraron nada en ese mismo domicilio de la calle Kiernan y ahora sí?
-¿Cómo es que supuestos profesionales de la talla de los referidos —no olvidar que hasta se ocuparon de limpiar el cuerpo de Candela de toda huella—fueron tan poco cuidadosos respecto a las huellas en la referida casa y hasta en una camioneta donde habrían trasladado a la niña?
-¿Por qué la policía fue tan reticente para con el periodismo al comienzo de la investigación y ahora permite que las cámaras de televisión graben hasta cómo se toman las huellas en el lugar?
-¿Por qué en su momento se dijo que era perjudicial para la indagación que se mostrara cómo trabajaban los investigadores y ahora no lo es?
-¿Es realmente creíble que una mujer mayor, un carpintero y tres fleteros sean los responsables de un secuestro tan bien planificado?
-¿Tan idiotas son los secuestradores que pusieron comida para perros al lado del cadáver de Candela y conservaron la misma comida en la casa donde supuestamente estuvo secuestrada?
-¿No es revelador que desde el “comando especial” admitieran que ninguno de los cinco detenidos este lunes coincidía con el perfil de miembros de una banda de narcotraficantes? ¿Por qué ahora dicen que podría haberse tratado de un sacrificio en un ritual religioso?
-¿Por qué nadie se pregunta si la aparición de Candela a metros de la comisaría de Villa Tesei no fue un mensaje justamente hacia los efectivos de esa dependencia?
-¿Cómo es que en casos como el de Nora Dalmasso se demoraron largos meses para un estudio de ADN y con Candela bastaron unas pocas horas?
-¿Por qué sigue sin resguardarse prueba fundamental de la investigación?
Los interrogantes crecen a medida que pasan las horas y aparecen demasiadas cuestiones que no cierran. No se entiende por ejemplo cómo la familia aún no ha sido debidamente investigada a pesar de las comprobadas mentiras que sus integrantes han proferido a lo largo de los días.
Por caso, hay que recordar que Carola Labrador, mama de la fallecida Candela, dijo en un principio que su hija no tenía teléfono celular, luego admitió que sí ostentaba uno pero sin chip, y finalmente admitió que poseía un Nextel con línea.
De manera similar, todos los integrantes del mismo clan se ocuparon de ocultar la existencia de Alfredo Rodríguez junto a sus inoportunos antecedentes penales. Se trata ni más ni menos que del padre de la asesinada pequeña y a quien Carola visitó en secreto en prisión mientras la hija de ambos estaba secuestrada.
En fin, hay demasiadas cuestiones que los progenitores de Candela deberán responder, algunas relacionadas con su muerte y otras, aunque parezca menor, con su vida. Es que, en las últimas horas se supo que la pequeña no era virgen y los investigadores sospechan que habría sido entregada por sus padres a un vecino de la tristemente célebre Villa Corea, no casualmente el mismo lugar donde aseguran que miembros de la familia vendían estupefacientes.
Estos también deberán dar cuentas de por qué ostentan un nivel de vida que no pueden justificar, especialmente Carola y Betiana, mamá y tía de Candela respectivamente. Sobre esta última han trascendido en las últimas horas fotos donde puede vérsela posando en el yate de un narcotraficante acerca del cual ha negado todo vínculo ante el fiscal Marcelo Tavolaro. En el mismo sentido, ostenta tres vehículos de alto porte a su nombre sobre los cuales niega titularidad.
Estos datos han encendido las luces de la desconfianza del fiscal de Morón Federico Nieva Woodgate, quien admitió la posibilidad de que familiares de la nena hayan ocultado información a los encargados de la pesquisa. “Es una de las líneas de investigación que se están siguiendo”, dijo al tiempo que puso en duda que la trama estuviera relacionada con un secuestro extorsivo.
¿Hubo una comunicación entre Carola Labrador y su hija mientras esta estuvo en cautiverio? Es una de las sospechas que hoy corroe la cabeza del fiscal. De la misma manera, el funcionario está seguro de que existe un teléfono celular que nunca fue aportado a la Justicia por parte de la mamá de Candela a la hora de cruzar los llamados (esta semana, habrá novedades en ese sentido).
Esa línea sería clave para entender los vínculos entre las familias Rodríguez-Labrador con narcotraficantes de la zona de Villa Tesei.
Concluyendo
Luego de que apareciera el cuerpo de la pequeña Candela el pasado viernes —y los investigadores quedaran ridiculizados ante la sociedad por su errática conducta profesional—, el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires dio precisas instrucciones de no detener a personas que luego pudieran recuperen la libertad por “falta de mérito”.
La orden fue transmitida este mismo lunes a los investigadores tras una reunión del comité de seguimiento del caso que se desarrolló en el partido bonaerense de Hurlingham. El motivo es más que evidente: ya se han hecho demasiados papelones y no cabe lugar para uno solo más.
Sin embargo, tres de las personas que este lunes fueron detenidas, serán liberadas en algún momento de este martes, según admitió a Tribuna de Periodistas una fuente vinculada al expediente de marras, lo cual obligará a dar nuevas explicaciones oficiales por semejante despliegue escénico sin sentido.
Mientras todo esto ocurre, los verdaderos responsables de la muerte de Candela siguen ahí afuera, con la impunidad de saber que pueden seguir cometiendo las peores de las fechorías sin que nadie repare en sus presencias.
Siempre habrá un “perejil” que ocupe el hueco de atención que ellos han dejado a la vista.
Fuente: Christian Sanz/periodicotribuna.com.ar
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